EL LABERINTO (PEQUEÑA TRAGEDIA POÉTICA)

                     "Por sus actos las conoceréis"
                     Feldespato 32,14

ACTO ÚNICO

VALERIANO EN EL INFIERNO

Personajes: Narrador, Valeriano, coro de monstruos, coro de meretrices, Diablo.

Narrador:

Lo que hubiese estado, lo anterior habido, es ahora nada. Lo que fue ya no es y soy ahora en un laberinto.
Particular de este laberinto es la existencia de numerosos y monstruosos, fantasmales seres. Según cuentan aquellos que dicen haberlos visto, estas aborrecibles criaturas tienen una forma oscilante, se balancean entre la imagen de un asqueroso y sucio pene decrépito y un hinchado y macilento, vomitivo y supurante grano de pus.
Advierten también del daño que llegan a causar haciendo uso de los demoníacos poderes psíquicos, malignos poderes que se les atribuyen. Se piensa que existe una salida encontrando el amor.

PRIMERA ESCENA
Valeriano.
NO SOY NADA, NADIE. BUSCO LA SALIDA, BUSCO EL AMOR.

Valeriano:

ME PRENDO FUEGO, ME DESMANTELO
me acomodo en algún lugar que luego
no puedo encontrar. Y al buscarte
entre el humo en que se quedan mis arrojos.
En mis cenizas, un miedo de estar los dos en ese miedo
y otro peor donde no soy yo miedo tuyo...
Y vuelvo a perderme, de nuevo me pierdo
me pierdo en algún lugar perdido.
Aún en la ambición de seguirte el rastro
tus pocos pasos me devuelven hacia mí,
y desde ahí, desde esa parte del camino y si es
que acaso sea camino o siquiera exista
para tí. Entonces perdido en ningún sitio
me prendo fuego, me desmanteló
me acomodo en otro lugar diferente donde
ignoro si hay miedo o hay camino y de nuevo
me vuelvo sobre perdido a perder.

SEGUNDA ESCENA
Continúa Valeriano.
DESORIENTADO Y ABATIDO. DESCANSO Y ME INFLAMO DE ESPERANZA, QUE RESULTA ABRASADORA.

Valeriano: 

DURANTE UN SEGUNDO DE ESPERANZA
me basta estar en silencio contigo,
abriéndome los hombros en el aire
y ser, con lo que las palabras no pueden decir.
Así apareces, entera, cálida, plena. (...)...
Y ahora un murmullo de sombras separadas
clavetea los sonidos penetrados
por palabras inmensas de eternos desengaños, y,
sin embargo tu luz se mantiene
viva entre la muerte
y rodea los infiernos y los hace
aún más dolorosos.

TERCERA ESCENA 
Intervienen Valeriano, el coro de monstruos y el coro de meretrices.
EN EL FUEGO VIVO DE AMOR ESPERANZADO SIENTO EL PERNICIOSO ATAQUE DE LOS MONSTRUOS, QUE SE TORNA DESOLADOR.

Coro de monstruos:

EN EL AQUELARRE DE LAS MERETRICES
te dan gato por liebre.
Entre sábanas de papel manchadas
de tu dolor harán befa.
Mientras ellas sonrientes
alrededor a todo otro cualquier cosa sea
exprimirán, exprimirán
exprimirán su lefa.

Coro de meretrices:

HAY PARA TODOS HAY PARA TODOS
Hay para todos hay, para tí no
Hay para todos hay para todos
Hay para todos hay, para tí no.

Valeriano:

YO MISMO EN MÍ, CON MI PECADO A CUESTAS
en aquel poema que era una vida toda,
entregada a un único motivo.
Un motivo, que eras tú completa
donde la muerte envejece con la espera
en aquel poema que abrazó los mundos
en aquel, disecado, de madera, aquel
donde te hice eterna y ahora, al buscarte,
no te encuentro entre los límites humanos.

Coro de monstruos y meretrices:

EN EL AQUELARRE DE LAS MERETRICES
te dan gato por liebre.
Entre sábanas de papel manchadas
de tu dolor harán befa.
Mientras ellas sonrientes
alrededor a todo cualquier cosa sea
exprimirán, exprimirán
exprimirán su lefa.
Hay para todos hay para todos
Hay para todos hay, para tí no
Hay para todos hay para todos
Hay para todos hay, para tí no.

CUARTA ESCENA
Valeriano, Diablo, Narrador
EL ATAQUE DE LOS MONSTRUOS ES DE TAL INTENSIDAD QUE ME HUNDE EN EL INFIERNO, DONDE REFLEXIONO 

Diablo:

¿CREES?
¿Crees?

Valeriano:

SÍ, NO, NO... NO LO SÉ

Narrador:

Valeriano cae de rodillas al suelo. Hundida la cabeza entre los hombros, la frente baja y la mirada perdida en los abismos. Mantiene los brazos en alto, clamando a un cielo imposible. 

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